Huye de murmuraciones, porque el veneno más malo no es el que vierten las víboras sino el que sueltan los labios. 1ª Parte
Permítanme contarles algo, que directa o indirectamente me reviven en labios ajenos. Debido a un interminable culebrón con argumentario victimista engendrado en el monstruoso y decadente feisbuk. Andan desesperadamente buscando respaldo, denunciando acciones llevadas a cabo por mi, ante unas circunstancias que la inmensa mayoría desconoce. Contadas son las personas se han dignado a conocer mi versión, que no está exenta de equivocaciones con lección aprendida. Habiendo tomado ásperas decisiones para salir del lugar en donde me hallaba.
Amigos cercanos saben el verdadero contexto de estos desequipamientos, en las que un conocido escalador madrileño y yo, fuimos autores directos del equipamiento en unos muros por La Cabrera (Madrid), dos vías cortas desmontadas. En Jaraba (Zaragoza), en el Temple desmonté dos vías mías y en sector de la carretera, otras cinco de ambos, excepto una porque ponía en peligro a los coches y personas que transcurrían por la carretera. Trabajos que hice solo sin involucrar a nadie. De estos lugares citados, no hay reseñas publicadas en ningún medio. Recuerdo que aparecimos en fotos fardando en las RRSS, donde recibimos corazoncitos mientras se nos sube el ego por habernos cargado la naturaleza destilando una patente hipocresía. Cualquiera que niegue lo contrario, se está contradiciendo a si mismo.
En la escuela de Patones se ha desequipado una vía de mi propia autoría, sin nombre e interés alguno. Transcurre por una manta de plantas, que con lo exigentes que son los trepas de hoy en día, las prefieren saneadas, para sentir la verdadera experiencia de escalar sin molestas plantas y más seguridad. Las otras, THC y Chúpame el látex, participé y colaboré activamente en ambas (tiempo, dinero, material). Siguen con sus seguros y jamás me planteé desequiparlas, por mucha alarma insistente. En una de ellas, participaron amigos comunes el día de su estrene, por respeto a ellos y porque me reconocen abiertamente que la alteramos. Mis contados amigos son personas humildes, conscientes y ajenos a este esperpento, de quien ha puesto al corriente, como si de un culebrón se tratase, a "to'un paí" pegao al feisbuk1.
El conocido escalador madrileño se erigió en calidad de: activista medioambiental. Acusaba a algunos escaladores reconocidos de una famosa escuela internacional en el levante peninsular y a quiénes colaboraban con la causa, de domesticar el entorno para promover la escalada e incentivar un atractivo turístico-deportivo e incluso rallyes de escalada, donde prima la amistad, el compañerismo, el buen ambiente competitivo, la cultura de montaña y controvertido respeto al entorno, gracias a un deporte en constante crecimiento, contando además con patrocinios de todo tipo que revalorizan este tipo de pruebas.
En esa escuela, se realizaron acciones de mantenimiento y mejoras continuas. Nada es reciente, ni en otros tantos lugares de la península. En cualquier parte, los locales tratan de adecentar sus espacios para dar una cierta comodidad, aunque implique alterar el entorno a las personas, con sus respectivas autorizaciones legales, por un lado o, en plan pirata, por el otro. Pueden haber voces discordantes con ambas prácticas, donde solicitan una nula alteración del medio, es decir, los escaladores adaptarnos a ella, no ella a nosotros, sin embargo, la delgada línea que separan los hechos y dichos, es ínfima para todos los que disfrutamos de la escalada en un entorno con diferentes marcos de protección, según las comunidades autónomas que lo aplican.
Del humor sano que protagonizaron algunos memes, para reírse de esas obras a favor de la comunidad escaladora, donde se incluye también la renovación de material obsoleto. De la noche a la mañana, inesperadamente decidió emplear una táctica nada ortodoxa: utilizó fotos de terceras personas de sus perfiles sin su consentimiento explícito, justificándome que están en un medio público. Proyectando una inútil campaña de desprestigio que podría traer consecuencias si deciden emprender acciones legales. Acabó molestando a las autoridades, tal y como intuí en su momento, dada otras experiencias parecidas. La maquinaria fue implacable, como una apisonadora sin tregua. Hasta que fui informado en mi correo electrónico por uno de los organizadores, que intercedió y se evitó tomaran las diligencias oportunas. Esta persona prefirió dirigirse a mi porque se sentía incapaz de buscar un punto de diálogo con el activista medioambiental. Ambos mantuvieron sus discrepancias y me es ajeno lo que ahí ocurrió entre ellos. Esta persona me agradeció la opinión que le transmití por correo, sin ninguna necesidad de faltar el respeto a nadie.
No estoy para nada de acuerdo con el tipo de acoso, de derribo y de desgaste que se emplea en las redes sociales para soliviantar al personal. Me parece una actitud deleznable, puesto que existen otras maneras más elegantes de buscar puntos de inflexión en vez de quedarse anquilosado en la afrenta continua, donde mina toda posibilidad de debatir abiertamente. Solo se aplica el dicho de: "o estas conmigo o estás contra mí".
Durante el tiempo que duró el asedio en el feisbuk, originados desde varios frentes, se le sugirió encarecidamente y repetitivamente una retirada. Lo más prudente sería avisar a las autoridades a que hagan su trabajo, es decir, evitar que no nos salpicara que el mundo es muy pequeñito. No fue posible, porque había un sujeto o varios que los tenía entre ceja y ceja, su empeño le encaminó por esa vertiente. Asumí que yo ya iba formando parte del elenco de non-gratos, por cuestionarle sus actitudes. Dado que en los lugares que tanto se queja en su perfil, se le ha expuesto como mismo ejemplo, sin la absurda necesidad de compararse y plantearle: ¿de autocrítica, de sentido común, de responsabilidad y de respeto cómo andamos?. Es decir, ¿perder el tiempo acusando a otros escaladores cuando se hace lo mismo que nosotros en otros sitios?, ¿Qué pasaría si se enteran de lo que hacemos?. Como tirar piedras indiscriminadamente, arrancar plantas, cepillar muros, echar vinagre con bicarbonato-agua para purgar cantos y mejorar tacto adherente. Perforar en una propiedad privada sin el consentimiento expreso de los propietarios de la parcela donde se ubicaban las vías. De esto último dudo que haya mirado el catastro. Sin cumplir, bajo ningún trámite administrativo a favor, en los lugares anteriormente mencionados, ni tan siquiera los principios y/o valores por los que tanto pregona.
Edulcorar la realidad a su propio antojo, e influir en los ambientes escaladores del llano-monte, incluido el feisbuk, para victimizarse sobre algo que no quiere ni va a reconocer e inexorablemente ya lo sabíamos. Pues analizándolo desde su propio prisma, supongamos que tiene toda la razón del mundo y se la merece, porque da más importancia a las vías de escalada que a la propia naturaleza o, ¿es al revés?. Sinceramente a veces ni me entero cuál es el argumentario que pretende transmitir.
Es más contundente emplear un doble rasero para hacer juicios sumarísimos, propagar bulos, emitir diagnósticos desmesurados, dar nombres en privado y en público. Pretenciosos juicios de valor por desconocimiento general del porqué se inició todo este pifostio. Que alienten darnos una paliza a mi y algunos amigos, como si de una caza de brujas se tratase. Todo eso promovido desde un muro que ampara la violencia y el daño gratuito sin importar las consecuencias que conlleva. Supe de estas algaradas a través de capturas de pantalla o enseñándomelo mis amigos en sus propios móviles, puesto que dejé las redes sociales hace ya un tiempo.
Cuando le requerí en su día quedar en persona para dirimir estos asuntos, antes de que se enquistaran más allá de la cuenta, propuesta por escrito realizada a finales del año pasado. Todo intento por mi parte fue en vano, más no pude hacer. A todo esto, modifico un conocido refrán: "A activista que huye, puente hacía la jubilación", dicho en tono de humor. Y ni eso, siguió ahí al pie del cañón. Incluso en los intercambios de correos, le avisé que no íbamos a caer en esa pantomima a la que nos tiene acostumbrados, como a "to'un paí", le teníamos muy calado ya. A mi sinceramente, en su día, me molestó esa actitud iconoclasta e inconsciente, como "si no fuera a pasar nada", jugando a ser dios en las RRSS. Bien le hice saber que si tanto le afectaba el asunto, que nos plantáramos delante de las autoridades para denunciarnos mutuamente con pruebas reales, tanto en un lugar como en otro, porque igual aprendíamos una valiosa lección de por vida. El modismo de: "si es que no va a pasar nada", es muy propio de personas sobredimensionados a si mismas, que tristemente, como cité más arriba, se dedican a denunciar hechos y no personas, hasta que llegó el amigo que le cuestionó. Tristemente lo peor de cometer errores, es no aprender de ellos. Aunque aseguramos que estará convencidísimo que su ejemplo servirá para remover conciencias, mientras de puertas para adentro, se actúe de otra manera.
Con toda la estima que le tenía, sentí pena por cómo perdí el tiempo y dinero invertido a medias en material para abrir y equipar vías, con quién se compara azarosamente con otros escaladores e incluso conmigo; que independientemente de la proporcionalidad de las acciones cometidas y que fueron cuestionadas desde el más absoluto respeto.
Su actitud surgida tras ello, de la que no soy responsable, muestra su imparable y enérgico desgañitar ante una situación que, como entendemos algunas personas que le conocemos, posiblemente le traerá por la calle de la amargura. Esto lo escribo con total convencimiento, tras haber compartido camino, vivencias y reflexiones de todo tipo. No digo que sea mala persona. Nunca lo ha sido, ni yo con él. Lo pueden asegurar de largo amigos cercanos, que asisten cariacontecidos ante un comportamiento aparentemente histriónico o igual me equivoco. Porque sabemos que dentro de nuestro blandito corazón, como somos realmente, aunque nos engorilemos. Porque cada uno sabrá qué hacer con esa cicatriz en sus entrañas. Que el tiempo pasa inexorable para unos y para otros. A mi me apetece disfrutar de la vida, de mis amigos y que me dejen en paz.
En resumidas cuentas: solo que algo tan elemental se pudo haber solucionado de puertas para adentro en su debido momento. Mi conciencia está tranquila, ya lo intenté y obtuve una negativa para quedar en persona. Pues ahora la mía es prácticamente idéntica, me niego rotundamente, porque quiero que me dejen en paz, porque sentí acoso durante el tiempo que le ignoré. Porque tengo otras prioridades en la vida. Si esto no llega a entenderlo, que al menos alguien se lo explique con otras palabras, por favor.
-¡Pues tenía la consabida excusa de compararse y erigirse activista medioambiental y dar un ejemplo ante todo el circo mediático montado a "to'un paí"!.- Como aquella vía de una popularísima zona de escalada madrileña, que se cepilló y arrancó plantas porque sino ¡no se podía escalar con seguridad!. ¿Si tanto preocupa la naturaleza, qué se hace cepillando vía por donde ya hay musgos protegidos o arrancando plantas en fisuras. ¿Es esto conciencia de clase ejemplar?. Que de incongruencias.
Aquí lo que se cuenta, evidentemente, es la punta del iceberg. Se va a quedar así, en puntita y ya.
Durante estos últimos tiempos, hemos sido testigos de desproporcionalidades. Hemos hecho la vista gorda a conocidos y desconocidos y viceversa. Incluso de los escaladores más influyentes y que se creen intocables, las cometen como si no hubiera un mañana.
Antes de que existiera el feisbuk, las discrepancias se saldaban con distendidos encuentros, como personas maduras y valientes; ahora lo que se lleva es quejarse permanentemente en las redes sociales, algo que no va a tener fin.
E insisto para quién no lo haya entendido, que bastantes explicaciones he dado ya. Con independencia de la empatía/compasión reinante en estos tiempos convulsos. Ya poco importa todo, dado lo viciado que está el ambientecillo, para terminar, expongo: como he invertido tiempo, dinero, motivaciones y un largo etcétera que algunos no entenderéis, ni falta os hace. Porque no lo habéis vivido en primera persona, ni tuve necesidad de involucrar a nadie, salvo a mis amigos cercanos. Tuve el deber moral de desmontar las vías, por desacuerdo total e incoherencia en los argumentos de quién decía una cosa y hacía otra. También por no constar al lado de quien alega ser lo que predica.
Ahora lo tiene mucho más fácil. Que las equipe/abra con su dinero, con el material que le sobró tras haber puesto mi dinero y le expresé por escrito que se lo quedara todo. Por supuesto, como todo equipador/aperturista, modificará el entorno para tener sus propias vías. Con su precioso y respetable tiempo y mejores compañeros. Con su carismático ejemplo de activismo medioambiental y que siga exponiendo libremente en su propio feisbuk el mal que hacen otros, pero que a esta persona no le cuestionen nunca, seréis pasto de absortas polémicas.
Por cierto, que no os engañen, se le avisó un par de veces de estos desequipamientos a principios de este año. Hace apenas un año que están desmontadas. ¿Y os acordáis del famoso dicho de un escalador mallorquín nos dejó una frase para la posterioridad?: "Donde esté una buena pelea... ¡que se quiten todas las vías!".
Muchas gracias, feliz vida y montañas a todos.
UG
Segunda parte > https://cuartomasparallorar.blogspot.com/2022/11/saber-llegar-viejos.html
Huye de murmuraciones,
porque el veneno más malo
no es el que vierten las víboras
sino el que sueltan los labios.
Nadie murmure de nadie,
que somos de barro humano
¡y no hay nadie que esté limpio
siendo formado de barro!
Francisco Villaespesa Martín